A pesar de sus paisajes desnudos y de su abrumadora calma, Fuerteventura ejerce de imán inesperado para artistas de todo el mundo. Muchos llegan a la isla por casualidad y de forma temporal, pero deciden establecerse en ella para dar rienda suelta a su creatividad impulsados por el etéreo magnetismo de los volcanes centenarios y de los infinitos azules que perfilan los horizontes majoreros. Otros, en cambio, han crecido bajo la influencia de estos paisajes, valiéndose de ellos para mantener viva la artesanía local. Visitamos los talleres de seis artistas, de distinta especialización, para comprender la fuerza inusitada que les empuja a desarrollar sus magníficas creaciones.
Al norte de Fuerteventura, repartidos entre las poblaciones de La Oliva, El Cotillo y Lajares, se concentran el mayor número de talleres de la isla. Atrapados por el impalpable magnetismo de Fuerteventura comenzamos esta ruta de artesanos en la que el viento, los volcanes, el mar y, sobre todo, la tranquilidad ejercen como fieles compañeros artísticos.
Las dunas del Parque Natural de Corralejo, la fuerza que emana de los volcanes de Bayuyo y las playas vírgenes que abrazan El Cotillo ejercen de estupendos paraísos creativos para artistas y artesanos. El hecho de que permanezcan ausentes de grandes edificaciones turísticas los ha conservado como edenes insospechados, pero algunos de estos espacios ven peligrar su estado de protección por culpa de innecesarios proyectos turísticos, algo que reivindican artistas como la pintora Greta Chicheri o la diseñadora Teresa Caruncho. "Estoy absolutamente en contra de la construcción masiva sin coherencia ni respeto y muy preocupada por el rumbo que puede tomar la isla", afirma esta última. Efectivamente, recorriendo este entorno mágico es posible comprender cómo cualquier alteración puede cambiarlo todo.
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